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Aquí tienes  la «foto» de la juventud española, en notas y apuntes recogidos del rastreo de múltiples estadísticas  e informes. A continuación de la  presentación  power point encontrarás un despliegue de cada dispositiva con la consiguiente explicación sobre las distintas tendencias en comportamientos y  valores. En la presentación puedes ver  las principales  fuentes de consulta. De ellas han sido seleccionadas buena  parte de las tablas insertadas. Si quieres contrastar con los datos europeos te recomiendo visitar el portal de Eurostat.

Si te interesa tener antes de nada un panorama general y rápido de la sociedad española, te suguiero acceder a una original entrevista realizada por Juan Toharia en 2005. Esta entrevista sintetiza una amplia serie de datos de encuestas recientes procedentes de Barómetros del Real Instituto Elcano (BRIE), de estudios del Centro de Estudios Sociológicos (CIS), de la Fundación BBVA y de Metroscopia. Los Barómetros del Real Instituto Elcano utilizados corresponden a febrero de 2003, mayo de 2003, octubre-noviembre de 2003, mayo de 2004 y marzo de 2005. Todos ellos están disponibles en la página web del Instituto. Encontrarás más información en la página web de la Fundación BBVA . Por último, muchas de las diapositivas son tomadas del informe que cada cinco años publica la Fundación Santa María. A Javier Elzo y su equipo, mi agradecimiento.

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JÓVENES ¿ESPAÑOLES?

.Diapositiva3El estado de las autonomías, la cuestión sobre la justificación histórica de la unidad de España, el moderno debate sobre el Estatut catalán y su efecto rebote en otras autonomías  resultan cuestiones candentes de la actualidad política. El análisis de los datos muestra que la juventud se ha hecho más localista en los últimos 25 años. Básicamente localista en el sentido más fuerte del término: perteneciente a la localidad, pueblo o ciudad natal en la que vive. También en su autonomía, pero en menor grado. Este sentimiento localista crece en detrimento del sentido de pertenencia al Estado, a España  o al mundo entero. En el polo opuesto, encontramos que ha aumentado el sentimiento de pertenencia a Europa.

España ingresa en la UE el 1 de enero de 1986. Desde siempre ha mantenido un sentimiento europeísta. Recordemos el apoyo a la ratificación de la Constitución Europea en 2005.

No son sólo los jóvenes, sino el conjunto de la sociedad española la que se ha hecho más localista así como a la vez más autonomista, en detrimento de su pertenencia al país en su conjunto España

Sin embargo, este fenómeno no es solamente un fenómeno español. Baste ver lo que sucede en Europa, que hace hablar a algunos estudiosos del “repliegue identitario”.

 Los jóvenes de 15 a 17 años son los más localistas de todos. También los jóvenes que residen en localidades de menos de 10.000 habitantes (por tanto, en los pueblos) son los más localistas. Los que han cursado en. centros privados son algo más europeístas y españolistas.

  La Comunidad de Madrid es con diferencia, la más cosmopolita de España: es donde el sentimiento localista es el  más bajo, y el sentimiento de pertenencia al mundo entero y a Europa, junto con Valencia, el más alto. El sentimiento de formar parte de la Comunidad Autónoma de Madrid es, en contraste, bajo, pero sin llegar a las bajas cotas de las dos Castillas. Catalanes y vascos, seguidos de cerca por gallegos y andaluces, son los que en mayor grado se dicen pertenecientes a la comunidad en la que viven. Es imposible no resaltar que los vascos son los que en manifiesta menor proporción se dicen españoles.

UN PAÍS CON SALDO MIGRATORIO POSITIVO 

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Hasta los años 1990, la población española había sido muy homogénea cultural y étnicamente. Sin embargo, la llegada masiva de inmigrantes en los últimos años ha provocado una diversidad racial, cultural, religiosa y lingüística nunca antes vista en la  historia de España.  España pasa de ser un país de emigración a convertirse en un país de inmigración.

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España cuenta con una población de 46.661.950  habitantes (datos provisionales del padrón municipal de 2009).  El número de inmigrantes residentes en España se acerca a los 5.6 millones, más del  10 %del total de la población. En dos años hemos crecido en cinco millones de habitantes.

España recibirá otros 14,6 millones de inmigrantes en cincuenta años

La población alcanzará los 53 millones en 2050 si se mantiene el flujo migratorio

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Por nacionalidades, las más presentes son la marroquí, la rumana, la ecuatoriana, la británica y la colombiana. En la tabla siguiente se describe el crecimiento registrado por las comunidades de inmigrantes  más grandes de España en el 2007, y entre los censos de 2001 y 2006. Las que más crecieron en este periodo fueron la paraguaya (+2.980%, aunque partiendo desde niveles muy bajos), la boliviana (+2.012%) y la rumana  (+1.187%).

Las principales nacionalidades de ciudadanos comunitarios europeos que viven en España -la mayoría jubilados- son la inglesa con 314.000 nacionales; la alemana, con 164.000; la italiana, con 135.000; y la francesa, con 100.000. 

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Encontramos gran variedadde alumnos inmigrantes en los cursos de Primaria. Las primeras generaciones empiezan a llegar  a los  institutos de educación secundaria.   Ya en las grandes ciudades se están formando barrios “étnicos”, sobre todo en Madrid y Barcelona.

Durante el curso 2006-07 se matricularon 600.000 alumnos extranjeros ene estudios no universitarios, es decir, un 14,5% más respecto al curso anterior (más de 530.000). De ellos:

–       el 42,7% provienen de América del Sur

–       el 28,2% provienen de Europa

–       el resto proviene de Africa

Educación Primaria: 261.583. El resto se reparten en ESO y en Infantil. El 17% escoge centros privados. El resto, públicos.En 9 años, los escolares originarios de otros países se han multiplicado por 8,4, respecto al primer estudio que se hizo en 1997.Por comunidades, Cataluña, con 126.027 estudiantes extranjeros, y Madrid con 124. 368, configuran el 41% del total.Galicia, Castilla y León, Castilla la Mancha y Cantabria el ascenso ha sido ligero.En Murcia y Canarias ha disminuido ligeramente

 

LOS NIÑOS QUE NO VIENEN DE PARÍS

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En 2001, la tasa de natalidad se situaba en  1,24 ijos/mujrer, lo que no permite el reemplazo de la pareja, para lo cual se debería de llegar a una tasa de fertilidad de 2,1. Esto nos sitúa por debajo de los países de la Unión Europea (1,9 hijos/mujer). Los niños son  por tanto, un bien escaso. Los hijos de inmigrantes y el creciente número de adopciones remedian en buena medida el vacío.

El constante aumento de población inmigrante ha disparado la tasa de natalidad en España. La tendencia es a aumentar, sobre todo a partir de 2003. En 2006, el número medio de hijos por mujer se ha elevado a 1,37, el máximo desde 1991.

La media de maternidad  está en los 31 años. Los motivos principales por los que las mujeres dicen tener menos hijos de los deseados parecen ser el salario y el trabajo fuera del hogar. En España el mercado laboral  se organiza bajo un modelo particular referido al varón, que no trabaja en casa. En las sociedades mediterráneas se habla mucho de la familia como valor esencial, pero no hay un apoyo estatal a  la familia.

 NO HAY QUIEN LOS ECHE DE CASA

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Sigue bajando la tasa de nupcialidad. Los jóvenes se casan menos que hace diez años, y menos también de lo que se casan en Europa. Continúa aumentando la edad a la que se contrae el primer matrimonio. La edad media a la que se casan los hombres es de 30 años, mientras que en las mujeres es 28. Estas edades medias son más avanzadas que en el resto de los países europeos. España mantiene un creciente porcentaje de divorcios, pero con el 1,3 sobre la población adulta cuenta aún con uno de los porcentajes menores de Europa, cercano al 1,1 % de Italia y lejos del 8,8 % de Suecia. Tras diez años de contraer matrimonio o iniciar vida estable de pareja, la mitad de las mujeres entre 15 y 49 años han roto su unión. Se produce, por tanto una quiebra significativa de las uniones matrimoniales de pareja en los diez primeros años de su inicio, lo que muestra una tendencia muy significativa a la ruptura, sobre todo en los jóvenes, y señala una fragilidad en las uniones.

A pesar de ello, la familia (en sus más amplias variantes) es la institución social  mejor valorada por los jóvenes españoles.

 Los hogares unipersonales han crecido significativamente en la última década, acercándose ya a los tres millones (20%), y constituyendo el tipo de hogar familiar prevalente en España, superando a  las familias con uno o dos hijos, o sin hijos. A continuación de estos, encontramos el tipo de hogar familiar constituido por una pareja con dos hijos. Han crecido también las parejas de hecho, en las que uno o ambos miembros no está casado, representando aproximadamente el 6% del total de las parejas censadas en España en el 2001, que se cifra en casi nueve millones y medio. De modo que el mito de la gran familia española ha terminado.

Se constata en general  una tendencia cada vez mayor hacia un incremento de la libertad individual. Al mismo tiempo, se percibe un igualitarismo en las relaciones conyugales o de pareja, en las paterno-filiales y en las fraternas, que va sustituyendo a la rígida estructura jerárquica pasada. Esto se traduce en una mayor tolerancia social hacia las nuevas formas de convivencia familiar que hasta escasas décadas eran rechazadas: parejas de hecho, madres solteras o uniones de personas del mismo sexo. Atendiendo a las causas de estas transformaciones, podemos apuntar el hecho de que nuestra sociedad es cada vez más plural. Una sociedad que ha pasado en pocas décadas de  un sistema autoritario a una democracia en formación; de una cierta homogeneidad interpretativa a una diversidad profunda de concepciones vitales; de una tradición a una modernidad con ribetes de posmodernidad: de una penuria económica de posguerra civil a un cierto bienestar actual.

El cambio de status de la mujer, posiblemente el cambio más positivo y de más calado que ha experimentado  la sociedad española en el último siglo, también ha afectado significativamente a la evolución de la institución familiar. Se va  produciendo un progresivo reconocimiento práctico de los derechos de las mujeres a nivel laboral, de autonomía económica, acceso a los estudios superiores, paridad en el reparto de tareas domésticas…

  Resulta constatable que los jóvenes cada vez más posponen el tiempo la realización de hechos vitales, de acontecimientos que marcan la vida y señalan el tránsito de unas etapas a otras de la existencia humana.Este periodo de espera voluntaria antes de asumir responsabilidades se vive en el hogar paterno, alargando la permanencia en el mismo, pero viviendo algunos aspectos independientemente de la familia en la que aún se convive. Es “estar para unas cosas y no estar para otras”. Si en 1999 eran el 92% los jóvenes entre 15 y 24 años que vivían con sus padres, en el año 2005 es el 85%. En general se constata una evolución significativa entre 1990 y el año 2004 en el sentido de permanecer mayores porcentajes de jóvenes en el hogar paterno.

 Si preguntamos por las causas de esta situación, descubrimos que hay al menos dos bienes externos a la familia y claves en la independencia de los jóvenes tienen hoy en España un alto coste: la vivienda y el puesto de trabajo, La crisis económica ha empeorado las posibilidades de emancipación. La familia ejerce de colchón frente  a las penurias materiales, y muchos jóvenes  ya independizados han tenido que  regresr al hogar paterno.

LOS NIÑOS MÁS FELICES DEL MUNDO

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El informe, «Bienestar Infantil en Países Ricos»,  realiza una panorámica por las 21 naciones más desarrolladas del planeta. Un estudio del Centro Innocenti, del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), los sitúa entre los cinco mejor cuidados.

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En el ranking de la clasificación de los países donde la infancia sale mejor parada, España ocupa el quinto puesto, sólo por detrás  de Holanda, Suecia, Dinamarca y Finlandia, que se sitúan, por ese orden, en los cuatro primeros lugares.El informe incluye seis indicadores en total: salud y seguridad, educación, suficiencia económica, relaciones familiares y entre compañeros, conductas riesgos, y autopercepción del bienestar.

 En cuatro de las seis categorías, España figura entre los diez primeros. Flojea en el capítulo educativo -rendimiento escolar y abandono de los estudios-, donde no pasa del puesto 15, en la cola junto a Grecia, Reino Unido, Italia y Portugal. España, junto al resto de la Europa meridional, ocupa los últimos puestos en nivel académico en lectura, matemáticas y ciencias.

 En lo económico tampoco alcanza una buena situación (puesto 12) debido a unos índices de pobreza infantil relativa aún por encima del 15%, con Portugal, Italia, Irlanda, Reino Unido y EE.UU.

La juventud en España, como sucedía en años anteriores, sigue gozando de un buen estado de ánimo, con un alto grado de satisfacción y de felicidad en su vida.. Así lo demuestra el hecho de que en torno a siete de cada diez jóvenes lo califiquen con términos positivos como alegre, animado, etc. Dicho porcentaje se mantiene estable desde el año 2003. También se mantiene constante el número de jóvenes que valoran negativamente su estado de ánimo (30%), calificándolo de estresante, nervioso, etc. El principal aspecto generador de felicidad a juicio de los jóvenes es el de sus relaciones familiares (49%), seguido de las relaciones con los amigos (17%) y las relaciones afectivas o de pareja (17%). Y en mucha menor medida los jóvenes declaran como cuestiones que les hacen felices la diversión y los viajes (6%) y su salud y su aspecto físico (5%).

  Estos sentimientos de satisfacción y felicidad se ven reforzados por la sensación de libertad de la que afirma gozar la juventud en España. Los jóvenes declaran poseer un alto grado de libertad de elección y control sobre sus vidas: sitúan dicho nivel de libertad en el 7,5 en una escala de diez (donde 1 significa “ninguna libertad” y 10 significa “total libertad”).

 JÓVENES FRENTE AL ESPEJO

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La nota más destacada cuando se les pregunta a los jóvenes por los rasgos que los caracteriza es la baja autoestima que muestran en sus respuestas.En los datos de 2005, observamos que los rasgos de “consumistas”, “pensando en el presente”, “egoístas”, “con poco sentido del deber y del sacrificio”, aparecen como los más votados. En sentido contrario y comenzando por el que menos, la condición de maduros, “generosos”, “tolerantes” “trabajadores”, “solidarios” y “leales en la amistad” se sitúan como los rasgos que, a su juicio, menos caracterizan a  los jóvenes españoles de hoy. Probablemente estamos ante una de las notas más negativas de la juventud española.

 Este diagnóstico se ha acentuado en los últimos años de forma palmaria. Hay más jóvenes en el año 2005 que en 1994 en considerar a la juventud como egoísta, presentista, consumista. Sólo se da una excepción, el rasgo de “tolerantes” : un 20,3%  mencionan este rasgo frente a un 17,8% que lo hacía en el 1999. Es particularmente llamativo que el rasgo que en mayor grado se atribuyeran los jóvenes de 1994, el de “ser independientes” con un 55% de adhesiones, descienda 21 puntos en 2005, dejando la medalla de oro al de “consumistas”. A tenor de las encuestas observamos cómo los jóvenes se sienten cada vez menos independientes (55% en 1994, 38% en 1999 y 34% en 2005

LA BUENA VECINDAD

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Analizando las respuestas a la pregunta sobre “a qué personas no se desea tener como vecino, es a todas luces evidente que los jóvenes son más intolerantes que los de años anteriores.

El caso más llamativo es el aumento en el rechazo vecinal a  los inmigrantes, que pasa de un 1% de jóvenes que no los querían como vecinos el año 1981 al 12% en el año 2005, 11 puntos porcentuales, los mismos que hacia los punkies y gitanos. Gran parte de la intolerancia hacia grupos concretos (neonazis, drogadictos, punkis, personas con antecedentes penales e inmigrantes) se produce en los últimos cinco años. Algo ha pasado en la juventud española, o más bien en la sociedad española estos últimos cinco años.

 El ranking de colectivos menos deseados apenas se ha movido: etarras y neonazis, casi a la par el año 2005, en primer y destacado lugar. Gente de otra raza e inmigrantes en último lugar, aunque los musulmanes radicales vienen, en el rechazo vecinal, inmediatamente después de los etarras y neonazis.

 En este panorama general, los jóvenes españoles son más tolerantes que los europeos, como se muestra en otros estudios sobre el sujeto.

 

JÓVENES E INMIGRACIÓN

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El análisis sobre la tolerancia en España en comparación con otros países comunitarios sitúan a nuestro país, junto con Italia, Irlanda y Portugal en una posición que denomina “pasivamente tolerantes”, que se caracteriza por una manifestación moderadamente positiva hacia las minorías aunque, a diferencia de la posición “activamente tolerantes”, no se apoyen políticas en su favor y presenten valores medios en su aceptación de restricciones  a los inmigrantes. La xenofobia en España sigue creciendo, aunque los jóvenes  

 La clásica hipótesis académica y política que dice que donde hay más inmigrantes el porcentaje de rechazo es mayor, en el caso de los jóvenes no se cumple. Los jóvenes españoles son más tolerantes con la inmigración que hace 10 años.

 La gran mayoría de jóvenes ven la adaptación solamente en una dirección: del inmigrante a la sociedad receptora, sin que se perciba la menor intención de adaptación o enriquecimiento mutuo.

JÓVENES DE IZQUIERDAS

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En comparación con la  europea, la juventud española se sitúa más a la izquierda que la de los demás países.

 El 39% de los jóvenes españoles se posiciona claramente en la izquierda (de ellos, un 13% extrema izquierda). Un escaso 9% se sitúa en la derecha (de los cuales, un 2% en la extrema derecha). En el centro, un 28%. El 24% no se ubica en ninguna posición. Esto significa 5 puntos porcentuales más que en 1999, de modo que en estos últimos seis años ha crecido el desinterés por la política.

Casi el 83% de los jóvenes está de acuerdo con la afirmación según la cual “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”. Un 10% prefiere un gobierno autoritario. Este presunto desdén hacia la democracia puede no ser otra cosa que un desconocimiento del significado de los regímenes políticos, puesto que los jóvenes de 2005 han convivido siempre con el sistema democrático. Otros autores, sin embargo, como Inneraty, sostienen que las democracias pueden soportar un alto grado de desinterés. Forma parte de la normalidad democrática un cierto aburrimiento.

Por otro lado, los últimos datos del Eurobarómetro señalaban a España como uno de los países de Europa más satisfechos con el funcionamiento de la democracia. En otoño de 2004, el porcentaje de europeos que decía estar satisfecho con el funcionamiento de la democracia era de un 57%, frente a un 40% que decía lo contrario. No obstante, en nuestro país el nivel de satisfacción era mayor, con un 74% de ciudadanos satisfechos con el funcionamiento de la democracia.El mayor  nivel de satisfacción entre los jóvenes según este índice corresponde a Suiza (71), mientras que el más bajo se sitúa en Italia (-44). Los jóvenes españoles son, además, de los que más negativamente valoran las elecciones como medio de influir en sus gobernantes.

Se ha dicho muchas veces que los jóvenes son apolíticos. Y los datos que encontramos en las encuestas parecen avalarlo. Pero cabe preguntarse si el apoliticismo de los jóvenes en realidad no habría que entenderlo desde, al menos, dos claves complementarias: por un lado, su acentuación por el mundo proxémico, el pequeño relato, el presentismo, los problemas cotidianos, etc., y por el otro en la percepción que ellos tienen de la política como incapaz de resolver los problemas que más les preocupan, el de la vivienda, en primer y principalísimo lugar, y el de la calidad y precariedad del trabajo en segundo lugar. Los jóvenes tienen la sensación de exclusión social en el presente, bajo formas diversas, sea “aparcados” en la enseñanza, sea, incluso, bajo la forma de ser “jóvenes objeto” de dádivas, atenciones obsequiosas, estudios más o menos sesudos (como el presente trabajo), prédicas de todo tipo, al mismo tiempo que, salvo unos pocos, la mayoría viven en stand by, muchos, demasiados años cobijados en la casa familiar.

Si se observa el porcentaje de jóvenes muy o bastante interesados en la política, España no parece ser un país caracterizado por bajos niveles de interés. Dentro del marco de Europa occidental, este porcentaje (25%) es superior al que encontramos en países como Alemania, Gran Bretaña, Irlanda o Suiza. Sin embargo, al analizar el número de personas que declaran interesarse poco o nada por la política España es uno de los países con un porcentaje más elevado de jóvenes desinteresados: más del 50%, superada sólo por Hungría y Rusia. Noruega y Francia muestran los niveles más bajos de jóvenes desinteresados (por debajo del 30%).

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Por Comunidades, el País Vasco, Galicia, Cataluña y Castilla y León, y por este orden,  son las regiones donde los jóvenes se posicionan más a la izquierda. Castilla la Mancha, Madrid, Valencia y Andalucía son las regiones con más jóvenes de derechas. Cabe destacar que en las regiones donde ha gobernado ininterrumpidamente la derecha desde la instauración de la democracia, PNV en el País Vasco, CIU en Cataluña, y el PP en Galicia y Castilla y León sean precisamente las regiones donde los jóvenes se posicionen políticamente más a la izquierda.

 ECasi el 83% de los jóvenes está de acuerdo con la afirmación según la cual “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”. Un 10% prefiere un gobierno autoritario. Este presunto desdén hacia la democracia puede no ser otra cosa que un desconocimiento del significado de los regímenes políticos, puesto que los jóvenes de 2005 han convivido siempre con el sistema democrático. Otros autores, sin embargo, como Inneraty, sostienen que las democracias pueden soportar un alto grado de desinterés. Forma parte de la normalidad democrática un cierto aburrimiento.

 

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Al presentárseles a los jóvenes la hipótesis “si hubiera mañana elecciones generales a quién darías tu voto, el PSOE sería, en consonancia con lo dicho, el partido más votado (con el 26,6% de intenciones de voto), seguido a gran distancia por el PP (12,1%).

 Lo llamativo es que en 1999, era el PP el partido con más intención de voto (15,3%), por delante del PSOE que no sumaba más que el 12,1%. La explicación hay que buscarla en la fecha en que se ha realizado ambas  encuestas y su relación con las elecciones generales en particular y la situación política en general.

 El año 1998, fecha del trabajo de campo de la encuesta del 99, está próxima a  la victoria por mayoría relativa del PP con un presidente Aznar conciliador (Arzalluz llegó a decir que iban a conseguir en meses con Aznar lo que no consiguieron en años con González) y con un PSOE desbrujulado y bicéfalo.

 En enero y febrero de  2005, todavía está reciente la victoria del PSOE tras la matanza de Madrid con un final agónico del PP en el poder y una imagen social muy deteriorada, especialmente en muchos jóvenes, del presidente José María Aznar.

Finalmente, hemos de añadir que entre 1999 y 2005 ha crecido el interés por la política de los jóvenes españoles, aunque siempre en niveles muy bajos: si en 1999 el 52,3% de los jóvenes no expresan intención de voto, este porcentaje se reduce al 45,8% en  2005.

JÓVENES Y RELIGIÓN

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En general, el descenso en el autoposicionamiento religioso católico es constante, con una significativa aceleración en los últimos años. Resulta especialmente llamativo el aumento de los jóvenes que se dicen no creyentes o ateos, lo que confirma que, en España, sociológicamente hablando, estamos ya en la cultura dominante de la indiferencia y de la no creencia religiosa.

 Este fondo de aceleración de la secularización en un fondo de catolicismo que se ha mantenido durante mucho tiempo muy tradicional tiene su equivalente en la reciente historia de Irlanda. Con la llegada de la inmigración, el panoraama religioso está cambiando. Más de un millón de musulmanes, unos 500.000 ortodoxos y 200.000 protestantes hacen tabalear la situación de la confesión católica como «hija única».

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LOS VALORES MORALES Y LA JUSTIFICACIÓN DE COMPORTAMIENTOS

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En líneas generales, la juventud española en estos últimos 25 años se ha hecho más permisiva. Cabe decir que son los comportamientos relacionados con la vida privada los que en mayor grado reciben la justificación y aceptación de los jóvenes españoles: en la vida privada no debe haber normas externas a los individuos. En el extremo opuesto, los comportamientos menos justificados son los comportamientos violentos (terrorismo, violencia de género, causar destrozos en la calle, la pena de muerte), así como los comportamientos más próximos a la ética civil, a la moral pública, por ejemplo, aceptar un soborno, no informar de desperfectos causados a un coche aparcado, engañar en el pago de impuestos, hacer ruido impidiendo descansar a los vecinos..etc.

 Los jóvenes justifican en mayor grado que la media poblacional la eutanasia, el suicidio y el divorcio, así como la clonación de personas (factor ruptura de la vida).Comportamientos  tales como la adopción de un hijo por adultos sin relación estable, las madres solteras y la adopción de hijos por homosexuales y lesbianas también reciben una aceptación por parte de los jóvenes en un porcentaje mayor que la media poblacional (factor “adopción sin condiciones”).

 Los hombres, los que han estudiado en centros públicos son más permisivos, tolerantes o justificativos que los que han estudiado en centros privados. El factor político es muy claro: los jóvenes que se posicionan en la extrema izquierda son más permisivos que los que se posicionan en la derecha extrema. Asimismo se observa mayor liberalidad entre los no creyentes que en los católicos practicantes. En las cuestiones referidas a la ruptura de la vida (aborto, eutanasia, suicidio), los católicos practicantes se mantienen en el centro sociológico, lo que significa que  apenas influyen en ellos las constantes referencias de la jerarquía católica que, según estos datos, pesan mucho menos en los criterios valorativos de los ciudadanos de lo que quieren hacer ver los medios de comunicación.

 Este aumento de la permisividad puede extenderse a todo el conjunto de la sociedad española.

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La comparación con los datos de 1999 sorprende: en cinco años la violencia ha aumentado, y especialmente aquella en que los actores de la agresión son los propios amigos. En cambio, ha disminuido en el ámbito de la familia y el de la escuela. Problemas como el bullying o la violencia de génro tienen enorme resonancia social.

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En comparación con la media europea, la juventud española, con la significativa excepción de la pena de muerte, son más permisivos en todos los demás comportamientos considerados. Tomando como ejemplo la aceptación de la homosexualidad, en 1981 los franceses se situaban en el punto 3.1 (sobre 10) y en 1999 en el punto 5.2; para Irlanda, esas cifras son respectivamente 2.7 y 4.4; para los Países Bajos, esas cifras han subido de 5.6 a 7.8, las más elevadas de Europa. Los datos para España son 2.8 en 1981 y  y 5.5 en 1999; Llama a este respecto la atención que países con una larga tradición cristiana, se ven en mayor grado afectados por este aumento de permisividad: Francia, Irlanda, Países Bajos, considerando además que estos dos últimos tienen además, una historia moral estricta.

LAS COSAS IMPORTANTES EN LA VIDA

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¿A qué cosas conceden importancia los jóvenes? Salud, familia y amigos. (perspectiva proxémica). Por este orden son los tres aspectos más importantes en sus vidas para los jóvenes españoles. Le siguen el “trabajar”, “ganar dinero”,el “ocio y tiempo libre”, “llevar una vida moral digna” y “tener una vida sexual satisfactoria”. Los estudios, la política y la religión ocupan los últimos lugares.En relación con 1994, los jóvenes de 2005 conceden todavía más importancia a la familia y a la amistad, y ello en detrimento de la importancia del trabajo y del estudio. La asociación “más formación, mejor trabajo”, ha perdido fuerza en muchos jóvenes, en gran medida porque la ha perdido en muchos adultos. La principal motivación por la que los jóvenes dicen estudiar es “por conseguir un puesto de trabajo”.

La comunicación entre los componentes del grupo  familiar parece que  goza de buena salud. Puede ser que en las nuevas generaciones la democratización de las formas y la utilización del diálogo hayan ido sustituyendo a otras fórmulas anteriores. Por otra parte, tal vez se hayan excluido temas que pudieran resultar conflictivos: política, religión o problemática social pudieran figurar escasamente en el repertorio de la comunicación familiar. Las relaciones se ciñen casi exclusivamente a lo afectivo, a lo funcional, nada que sea normativo. En un proceso cuyo origen  muchos sitúan en el mayo del 68, se produce una “desenfatización de las relaciones de  autoridad”, o de cuanto pueda evocar la impresión de imposición, rigidez e intolerancia. Parece producirse más una situación de coexistencia que de auténtica convivencia. En general, hay una baja conflictividad entre hijos y padres y, además, los temas de  controversia parecen ser cada vez menores. No se trata de grandes discusiones por asuntos de fondo político, religioso, social o cultural, más bien las discrepancias se producen en cosas prácticas, del día a día. De hecho, los jóvenes no parecen  tener razones de discusión con sus padres. Son las cuestiones domésticas y de comportamiento como las más importantes.

 Según las opiniones que aportan los jóvenes, en la mayoría de las familias españolas hay satisfacción en las relaciones de convivencia tanto en las paterno-materno filiales como en las que los jóvenes perciben entre sus padres. Ya en 1989, como señalaba Juan Toharia, se daba ya “la creencia por parte de los jóvenes de que no existen grandes diferencias en las ideas de sus padres y ellos”. Casi quince años después podemos mantener lo mismo. En general, por tanto, hay bastante compatibilidad ente lo que piensan los hijos y los padres, según los primeros. La mayor convergencia se produce en aspectos tales como familia, dinero y trabajo (espacios privado y público),  mientras que las discrepancias más importantes se dan en lo relacionado con la vida sexual, el uso del ocio y tiempo libre y la religión (espacio íntimo. Padres e hijos discrepan en las salidas nocturnas, os viajes con los amigos, los encuentros con botellón, en lo sexual, en las relaciones de pareja. Se reducen las distancias en lo referente al papel de la mujer y la igualdad de géneros. En el espacio ideológico-creencial se descubren tendencias distintas: en el aspecto religioso hay más discrepancia y en el aspecto político mayor convergencia

  Dada la alta valoración de la vida familiar y la convergencia ideativa entre padres e hijos no es de extrañar que sean los padres los mayores confidentes de los jóvenes, a bastante distancia de los amigos.

PROBLEMAS QUE COMEN EL TARRO

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El terrorismo, seguido por la droga, el paro y la vivienda y la inmigración son para los jóvenes  de  2005 los problemas sociales más importantes de la sociedad española. Menos problemáticos les resultan, con respecto, por ejemplo, a 1994,  el SIDA o la inmigración. Es cierto que ciertamente el SIDA es menos problemático que hace diez años. Pero otros datos no se corresponden con la realidad objetiva. Por ejemplo, el racismo y la xenofobia o la pobreza y la marginación no son hoy menores en España que hace cinco años.

La adquisición de una vivienda -siguiendo la tradición de comprar casa y no de laquilar- se ha convertido en un auténtico calvario. Son jóvenes “rebeldes sin casa” , mileuristas qur reclaman el derecho a una vivienda a través de manifestaciones, movimiento ocupa, grupos de protesta y movilización. Las medidas ministeriales sobrea al construcción de viviendas de 50 metrso cuadrados provocan el rechazo general de la población juvenil. Según un informe del Observatorio JOven de  Vivienda, los jóvenes españoles entre 18 y 34 años deberían ganar el triple de  salario para poder comprar su piso.

La ONU alertó de que España se enfrenta a una «grave crisis» inmobiliaria. Pidió al Gobierno español que intervenga más en el mercado e informe «claramente» de lo que se avecinaba. Las prediccione fueron reales.

 

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 Eta sería la tabla comparativa con el resto de Europa.

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Resulta interesante echar un vistazo al informe estatal 2008 sobre el uso de drogas  de drogas en enseñanas secundarias.

El dato más llamativo de los estudios al respecto es la no percepción del consumo de droga como un problema, cuando el consumo de las mismas ha aumentado considerablemente. Diríamos que lo que ha descendido es la alarma social ante las drogas.

 La baja percepción del riesgo en el consumo de esas drogas es también cosa de adultos. Solamente el 10% de la población española, jóvenes y mayores sin distinción, según el barómetro del CIS de 2004, piensa que la droga es uno de los tres problemas más importantes que tiene España, cuando, hace quince años, en 1990, esa cifra llegaba al 60%. Los problemas menos mentados son la violencia juvenil, la corrupción política, los problemas de contaminación, la pobreza y marginación, la inseguridad ciudadana. Resulta evidente que los jóvenes le conceden mayor importancia a lo proxémico, a lo que afecta directamente a sus vidas que a las cuestiones más generales, como la vida política, el medioambiente o la pobreza.

 Hay que recordar al respecto que el consumo de sustancias como el cannabis, la cocaína y el éxtasis ha colocado a España en los primeros puestos de la Unión Europea, con cifras de consumo parecidas a las de Estados Unidos. Junto a Dinamarca y el Reino Unido, España se coloca entre los tres países europeos con mayor consumo de cannabis, la droga ilegal más consumida en el país. Un 36% de jóvenes entre 14 y 18 años –761.000 chicos- han consumido cannabis en los últimos 12 meses, el doble que hace diez años. Similar posición ocupa España en el consumo de  éxtasis, junto con la República Checa, Holanda y el Reino Unido. El consumo de cocaína se ha duplicado en los últimos diez años. Un 27% de jóvenes, entre 14 y 18 años, se ha emborrachado en el último mes, lo que supone un 31,8% más que hace diez años.

 JÓVENES Y ACTIVISMO SOCIAL

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Si  preguntamos a los jóvenes por su valoración de determinados grupos y movimientos sociales, los datos revelan que los derechos humanos, el apoyo a los enfermos de SIDA, el ecologismo y la protección de la naturaleza, así como el rechazo a la discriminación racial serían los valores por los que más apuestan los jóvenes. En lo bajo de la escala tendríamos de menor a mayor aprobación los nacionalismos, los movimientos contra el aborto, los movimientos antiglobalización y, con el mismo rango, los movimientos a favor de gays y lesbianas. La aprobación, por tanto, es mayor hacia los movimientos más generalistas y universales y menor hacia los grupos y movimientos que defienden intereses particulares, concretos y definidos. Posiblemente porque estos últimos exigen una mayor implicación personal.

 Solamente los movimientos a favor de los gays y lesbianas aumentan su apoyo estos últimos diez años en la juventud española. La mayoría de los movimientos (ecologismo, feminismo, apoyo a los refugiados, contra la discriminación racial, así como los contrarios al aborto pierden, por razones diversas, aceptación entre la juventud.

 La escasa presencia numérica de las asociaciones que suelen llevarse la primera plana de los medios de comunicación social: los grupos relacionados con  la mujer, ayuda al Tercer Mundo, derechos humanos, ecologistas. Esta apatía juvenil contrasta con otros datos. Por ejemplo, España ha desarrollado una enorme sensibilidad sobre las cuestiones referentes a la imagen y posición de la mujer en la sociedad.  Un ejemplo de ello es el relieve mediático dado a la cuestión de la violencia doméstica contra la mujer: todas y cada una de las desgraciadas muertes son noticia en la prensa. En este momento la estadística dice que el número de víctimas es más de una por semana.

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El bajo asociacionismo entre los jóvenes españoles es un dato común en los últimos años, siendo 2005 el año de menor asociacionismo, con un escaso 19% de jóvenes vinculados a alguna asociación. Ello es fruto del predominio de una moral circunstancial y emocional. Esta nueva moral  de inacción social llega a fusionarse hasta tal punto con la sociedad consumista y del espectáculo que apenas sí puede ser reconocida como algo diferente. “la moral altruista se combina más con la fiesta, el rock, el espectáculo y las variedades (Lipovetsky).

 Curiosamente, hay una escasa presencia numérica de las asociaciones que suelen llevarse la primera plana de los medios de comunicación social, como los grupos relacionados con la mujer (0,3%), el Tercer Mundo (1%), las asociaciones pro derechos humanos (0,9%)  y las ecologistas (1,6%). Unos pocos más jóvenes encontramos en las asociaciones de ayuda a los demás o interesadas por el bienestar de la gente (2,1%), los sindicatos (1,2%), partidos políticos (1,1%) e incluso religiosos (2,5%). Incluso los organismos estrictamente juveniles (2,6%) y las peñas locales y regionales (2,7%) no despegan de esta tendencia a la baja. Sólo los grupos educativos, artísticos o culturales, así como los grupos deportivos, parecen suscitar más asociados.

 En conclusión, parece que los comportamientosde los jóvenes de hoy son de carácter puntual, sin adquirir compromisos secuenciales y duraderos en el tiempo. Sí encontramos jóvenes que pueden decidir irse por un año con una ONG, pero es un planteamiento distinto en el que, muchos casos, la dimensión de aventura y de conocimiento de otras culturas no está ausente. En el ritmo semanal no hay espacio para un compromiso regulado y constante.

 Las chicas son más altruistas y asociativas que los chicos, a excepción de los clubes deportivos. Pero este asociacionismo deportivo decae fuertemente a partir de los 18 años, cuando dejan la secundaria y los torneos y deportes escolarizados organizados.

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Las razones aducidas por los jóvenes para asociarse son variadas: en primer lugar, es una forma de emplear su tiempo libre en cosas que les gustan (4%). En segundo lugar, quieren  sentirse útiles ayudando a los demás (30%) Estar con personas que piensan como ellos y defender sus derechos son los siguientes motivos aducidos (27 y 23% respectivamente). Sólo un escaso 10% pertenecen a una asociación porque allí están sus amigos. Esta separación clara entre asociacionismo y amistad se revela de forma diáfana cuando le preguntamos  a los jóvenes por los motivos para no asociarse: sólo un 0,9% afirman que lo harían si alguno de sus compañeros lo hicieran. Otras razones para la no participación son que no se lo han planteado seriamente, por falta de tiempo y por falta de interés. En general, se percibe que el asociacionismo es cuestión básicamente individual al menos una vez han terminado los estudios de secundaria.

En cuanto al asociacionismo religioso, los porcentajes más elevados los encontramos en las comunidades parroquiales, en los scouts católicos o en asociaciones vinculadas a alguna congregación religiosa. Aquellos movimientos católicos que concitan la mayor atención en los medios de comunicación son los que se llevan el menor porcentaje de jóvenes asociados: Opus Dei, Comunión y Liberación, Neocatecumenales, Legionarios de Cristo. 250.000 asociados en total.

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En comparación con los datos europeos podemos decir que España arroja niveles muy bajos de asociacionismo juvenil comparados a los del conjunto europeo, Europa de los 15, en todo caso, porque los datos manejados aquí son de 2001. Por ejemplo, del 17% de jóvenes españoles que dicen pertenecer a clubes deportivos al 48% de los jóvenes holandeses que afirman lo mismo hay demasiada diferencia.

 No es una excepción este escaso interés el de los jóvenes españoles por participar. El estudio Young Europeans in 2001 mostraba también un bajo asociacionismo entre los jóvenes europeos: en aquel año, uno de cada dos jóvenes no formaba parte de ninguna asociación. El estudio anterior realizado por la Comisión Europea en ese mismo año ya indicaba que es un fenómeno general en toda Europa. En el ámbito político, sólo el 4% de los jóvenes formaba parte de un partido político o sindicato. Por otra parte, sólo el 4% de los jóvenes europeos consideraba a los partidos políticos como la mejor manera que tienen los jóvenes de participar en la sociedad. El primer lugar lo ocupaba el sistema educativo, seguido de la familia y amigos y de los foros de Internet.

CONFIANZA EN LAS INSTITUCIONES

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Respecto a la confianza en las instituciones, hay que destacar el descenso que se ha producido en los años 1999 y 2005. En la encuesta de 2005 la máxima confianza la obtienen las organizaciones de voluntariado (70%), inmediatamente después el sistema de enseñanza (60%). Le siguen la seguridad social y la policía. En valores rondando la media (50%), la Unión Europea, la ONU, la prensa y, ya descolgada, la Administración de Justicia. Claramente por debajo de la media, encontramos a los  parlamentos de  la Comunidad Autónoma (38%) y del Estado (36%), los sindicatos, la Corona, las Fuerzas Armadas y la OTAN. La menor confianza la conceden a las grandes empresas, las multinacionales y a la Iglesia.

Una vez más, cabe señalar que en los lugares más elevados del ranking de confianza, así como en su evolución, se sitúan organismos más próximos a los jóvenes: organizaciones de voluntariado y el sistema de enseñanza, que mantiene su puesto principal pese al ligero descenso de confianza en los últimos seis años. Pese a todo, en líneas generales, los jóvenes españoles son hoy más institucionales que hace 20 años. Están más acomodados en la sociedad.

JÓVENES QUE SE DIVIERTEN

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El prestigioso sociólogo Javier Elzo, en su libro La voz de los adolescentes presenta los tres iconos con los que se identifican los jóvenes españoles: dinero, preservativo y fiesta.

Nuestros jóvenes son extremadamente trasnochadores: la mayor parte de los que salen por la noche (46,5%) regresan a casa después de las cuatro de la madrugada. Aún así, Los jóvenes españoles salen con menos frecuencia que el año 1999 las noches de los fines de semana, pero los que lo hacen llegan a casa tan tarde o incluso más tarde que el año 1999. En líneas generales, cabe decir que apenas pasa del 6% el porcentaje de jóvenes que no sale nunca de noche el fin de semana y que el 50% lo hace todos o casi todos los “findes”. Estas cifras eran del 4% y del 6% respectivamente en el año 1999. Luego salen menos jóvenes y con menor frecuencia.Cuando salen, van a bares (Cañadío), discotecas o participan en un botellón.

 Sin contar con el salir con los amigos, que como actividad genérica es algo que hacen todos los jóvenes cotidianamente, lo que más les gusta es escuchar música (98%), a lo que sigue ver televisión e ir al cine (94%), salir  a bares, cafeterías y pubs (93%) y escuchar la radio (90%).

 Dos de cada tres jóvenes dicen tener un nivel de libertad adecuado y, de quejarse de algo, se quejarían de tener más libertad de la que debieran tener (22%), y no de tener menos (9%), dato este que nos parece muy importante. NO obstante, Javier Elzo, en el libro mencionado más arriba, apostilla: «Se dicen más libres que nunca, pero están atados. A la familia, a los amigos, a la calle y también a los colegios (…)El niño es el gran olvidado de la sociedad española»

La asistencia a museos ha descendido en este periodo en más de diez puntos porcentuales. Baja alarmantemente también la práctica de deporte, que cayó en seis puntos. También bajaron la lectura de libros (-2%) y la escucha de programas de radio (-3%).

 Como era esperable, las chicas salen más de compras que los chicos. También  ellas leen más libros y visitan más museos que ellos. Los chicos hacen más deporte, juegan con los artilugios cibernéticos y cuidan los coches en notorio mayor grado que ellas. La media de dinero de bolsillo (la paga) de un joven español es de 40 euros semanales. Todavía hoy,  los chicos reciben más dinero que las chicas.

Se hace menos deporte que en 1999: del 70% de jóvenes en el 99 al 64% en 20005.

 Aumenta el interés y la práctica de actividades que requieren poco esfuerzo personal, y que se pueden hacer con cierta pasividad. escuchar música, ver la tele, ir al cine o a bare

 La media de dinero del que disponen para sus gastos personales es de 40 euros.

En los últimos 12 meses anteriores a la encuesta, sólo un 50% de los jóvenes había leído libros por elección propia, es decir, al margen de las obligaciones de estudio o trabajo. Entre los que leen por elección propia, la mitad de este tipo de lectores leyó menos de tres libros, la tercera parte de este grupo (33,3%) leyó entre cuatro y siete libros. Junto a estos, aparece un 10% de los lectores por elección propia que llega a leer, según los datos de la encuesta, entre 8 y 10 libros. Un 6,4% de lectores llegan a leer más de un libro por mes.

También practican de forma mayoritaria un ocio doméstico, son jóvenes “multimedia”: videojuegos, correo electrónico…

 Este aparatito es casi una seña de identidad: está relacionado con la imagen que los jóvenes quieren dar de sí mismos. El móvil tiene un papel en la vida familiar: los padres tienen un medio de localizar a sus hijos. Hoy los jóvenes gastan en su móvil más dinero que nunca

 EL uso de Internet es generalizado: casi un 72% lo ha utilizado en algún momento (Un apunte léxico: Chatear es un verbo que, aunque se usa mucho en el lenguaje coloquial, aún no está reconocido en el diccionario de la RAE. En español se puede traducir como charlar, que, según la academia, significa “conversar, platicar sin objeto determinado y sólo por mero pasatiempo”. La RAE reserva el término chateat para el hecho de beber chatos (vasos de vino).

 Los siguientes usos más extendidos son de tipo más lúdico: hay un 52% de jóvenes que  “baja” películas y música desde Internet (52%) y también se usa para acceder a información sobre espectáculos y/o viajes turísticos, bien para hacer compras de entradas o billetes de tren o avión.

 Los adolescentes entre 15 y 19 años tienden a ver más televisión que los que están en torno a 20 años que, según algunos, ven menos TV que los adultos. Una pauta distinta sucede con radio y prensa: a medida que asciende la edad, sobre todo entre los 18 y 20 años, se escucha más la radio. En la actualidad, los jóvenes pasan 2,49 horas los días laborables y alrededor de tres horas los fines de semana viendo televisión o vídeo.

 Son más los jóvenes que leen un periódico que los que no lo leen. Habría que matizar qué periódicos leen; probablemente, un porcentaje alto de lectores sólo lee los diarios gratuitos (Qué, 20 minutos), y también los deportivos (As, Marca..)

 Para terminar, recordamos que buena parte del tiempo del ocio joven se invierte en vacaciones. La salida turística al extranjero no es la forma turística más frecuente para el joven español. Cuando lo hace, el motivo es puramente vacacional (75%), por encima del trabajo (8%)  o el estudio (17%).

 

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